La deforestación devora la vida, empobrece el suelo, altera el clima, propicia la sequía y desertifica el planeta. Por suerte, todos podemos contribuir a ralentizar su creciente avance mediante pequeños gestos diarios.
La educación resulta vital para conocer sus implicaciones y entender la necesidad de poner en práctica soluciones a tiempo.
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Qué es la deforestación
Mediante la tala descontrolada o quema masiva de árboles, multitud de animales, plantas y otros organismos vivos mueren al perder su hábitat natural, su hogar.
Se produce para construir puentes, ampliar ciudades, obtener materia prima o establecer explotaciones agrícolas y mineras. Este proceso, dirigido por el hombre, si no es acompañado por unas posteriores reforestación y sustitución de los ejemplares eliminados, conlleva, inevitablemente, erosión y empobrecimiento de los suelos.
Principales consecuencias
– Extinción local de especies de flora y fauna.
– Aumento de plagas.
– Alteración del clima.
– Incremento del efecto invernadero, al impedir a los árboles realizar el intercambio del dióxido de carbono por el oxígeno.
– Destrucción de la capa superficial de nutrientes del suelo.
– Aumento de la probabilidad de sequías, por dificultar el trasvase del vapor de agua a la atmósfera.
– Perjuicio para la recarga de los acuíferos, por menores lluvias.
– Ascenso de la contaminación ambiental, por la imposibilidad de reoxigenar el medio ambiente.
– Desertificación de las tierras, que las deja inservibles, al carecer de la protección de las hojas y sombra de los árboles.
Previsiones de futuro
Aunque la deforestación está presente en todo el mundo, el sur de América y África Occidental son las zonas más castigadas.
Se calcula que, si continuamos con el actual ritmo, en 20 años, el 40 % de la Amazonia, el principal pulmón del planeta, desaparecerá; y, en torno a un 20 %, se degradará (los daños causados comprometerán el bienestar de sus moradores).
En un siglo, podrían desaparecer por completo las selvas tropicales y los bosques pluviales.
Qué podemos hacer para evitarlo
Los gobiernos mundiales deben acordar medidas legales preventivas y correctivas, así como campañas de educación ecológica, como bases sobre las que construir una sociedad más concienciada.
¿Qué podemos hacer, a nivel local o individual, para cuidar de nuestros bosques?:
– Reciclar el papel y cartón.
– No imprimir, si no es estrictamente necesario.
– Incrementar las zonas verdes en los pueblos y ciudades.
– Mantener limpios los bosques, para prevenir los incendios.
– Recurrir a los árboles de rápido crecimiento para el abastecimiento de leña.
– Plantar 10 árboles por cada ejemplar talado.
– Boicotear a las empresas responsables de malas prácticas ambientales.
– Consumir productos con certificado de gestión sostenible.
La naturaleza nos brinda incondicionalmente recursos vitales para nuestra existencia. Está en nuestras manos impedir el avance de la deforestación y sus nocivas consecuencias, con la finalidad de garantizar la sostenibilidad del planeta. ¿Te apuntas?